Con un nuevo veto a la Ley de Financiamiento Universitario, el gobierno nacional libertario está haciendo una demolición del máximo nivel de la educación pública nacional, reconocida a nivel mundial.

El vicerrector de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), José Basterra, dialogó acerca de lo que representa una situación que se volvió recurrente en los últimos años, la de la Nación de retacear fondos a universidades.

Aseguró que el mayor impacto hoy se siente en los salarios de docentes y no docentes, pero que el verdadero problema será a futuro: la imposibilidad de sostener la carrera docente y formar nuevos cuadros académicos.

«La pérdida real de salario que tenemos es prácticamente del 50% desde que arrancó este gobierno. Eso nos pone en un lugar de incertidumbre absoluta sobre lo que significa la vida cotidiana de los trabajadores universitarios», señaló Basterra, al remarcar que la desactualización de haberes está forzando a muchos profesores a abandonar las aulas.

«Hay docentes con 15 o 20 años de antigüedad que dejan la carrera docente para dedicarse a otra cosa. Algunos se pasan a categorías simples solo para mantener la obra social y su antigüedad, mientras buscan un multitrabajo», graficó.

El vicerrector subrayó que la consecuencia más preocupante no es la coyuntura, sino lo que vendrá. «Formar un docente lleva mucho tiempo y si hoy se caen esos procesos, en unos años no vamos a tener quién los reemplace. La consecuencia no la vamos a tener ahora, pero sí más adelante», advirtió.

PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN

Agregó que el veto también afecta el sostenimiento de proyectos de investigación y el desarrollo de nuevas propuestas académicas. «Tenemos una carrera de Ingeniería Biomédica aprobada por la Coneau y un politécnico secundario listo para largar, pero no podemos hacerlo por falta de recursos. Son carreras estratégicas que quedan frenadas», afirmó Basterra.

Asimismo, advirtió que «hay proyectos de investigación que se detuvieron por falta de insumos, otros que no pueden continuar porque no hay becas, ni de la universidad ni del Conicet. Esto pone en riesgo el vínculo que la universidad mantiene con la producción de conocimiento a nivel nacional».

Finalmente, el vicerrector también reconoció que la falta de financiamiento afecta a las obras de mantenimiento y mejora edilicia. «Muchas veces tenemos que resignar proyectos académicos para destinar recursos a infraestructura básica, como reparar edificios o sostener servicios esenciales. Esto nos obliga a una reingeniería de gestión que es insostenible en el tiempo», detalló.

La situación se agrava en el marco de un presupuesto prorrogado de 2022 que el gobierno nacional decidió mantener. «El gobierno no quiere tener un presupuesto autorizado por el Congreso, porque mientras trabaja con un presupuesto prorrogado tiene discrecionalidad absoluta sobre los fondos», cuestionó Basterra.

Para lo que se viene, Basterra no duda que se volverá a observar el acompañamiento ciudadano frente al conflicto universitario. «La universidad marcó un rumbo y sensibilizó a la ciudadanía. Fue masivo el apoyo en las marchas porque la universidad pública atraviesa toda clase social. Es un derecho que no estamos dispuestos a perder», cerró.

Fuente: Diario Norte

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