Un informe elaborado por cuatro sociedades científicas la respaldó e hizo énfasis en su perfil favorable en estudios clínicos y avances en investigación en vida real.
El dengue continúa representando una amenaza significativa para la salud pública, especialmente en regiones de América Latina como Argentina, por lo cual cuatro sociedades científicas argentinas y latinoamericanas, elaboraron un documento actualizado que sintetiza la evidencia científica disponible sobre la inmunización contra esta enfermedad, especialmente con la vacuna tetravalente.
Entre sus contenidos, el trabajo hace especial hincapié en dos aspectos fundamentales para la política sanitaria: la seguridad de la vacuna y su eficacia demostrada contra el dengue virológicamente confirmado y contra sus formas más graves, incluidas las que requieren hospitalización.
La Sociedad Argentina de Infectología (SADI), la Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica (SADIP), la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero (SLAMVI) y la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE), con la coordinación del Centro de Estudios para la Prevención y Control de Enfermedades Transmisibles CEPyCET de la Universidad ISalud elaboraron un documento técnico fruto de una revisión exhaustiva de datos clínicos, evidencia acumulada y experiencia internacional.
La médica infectóloga Analía Urueña, representante del CEPyCET y vicepresidenta de la SAVE, destacó que “el objetivo del documento es brindar a los equipos de salud una guía clara y rigurosa que acompañe la toma de decisiones en base a la evidencia disponible y promueva una implementación segura y efectiva de la vacunación contra el dengue en Argentina”.
Los ensayos clínicos controlados de fase III -como el estudio denominado TIDES, realizado en múltiples países endémicos de Latinoamérica y Asia- demostraron que la pauta primaria de dos dosis de la vacuna desarrollada por Takeda, proporciona una protección sostenida contra la infección por dengue durante años. Tras 4.5 años de seguimiento, se observó una eficacia acumulada del 61,2% en la prevención de dengue confirmado virológicamente y una eficacia aún más alta -84,1%- en la prevención de hospitalizaciones asociadas al dengue.
A ese respecto, la Dra. Florencia Cahn , médica infectóloga, integrante de la Comisión Directiva de la SAVE, presentó cifras de efectividad en la vida real de la ciudad de San Pablo, Brasil, que refuerzan los datos de eficacia evidenciados en el estudio TIDES. La especialista afirmó que “la evidencia acumulada hasta la fecha respalda de manera sólida que la vacuna tiene un perfil de seguridad adecuado y una eficacia clínicamente significativa en la prevención de dengue confirmado y de hospitalizaciones relacionadas con la enfermedad”.
En tanto, agregó: “Estos hallazgos, revisados por expertos en infectología, vacunología y epidemiología, nos brindan herramientas confiables para aconsejar su utilización en contextos de transmisión significativa de dengue, con el objetivo de reducir la carga de enfermedad en nuestra población”.
Aunque la mayoría de los datos disponibles provienen de estudios clínicos en personas de hasta 60 años, el documento intersocietario resalta que no se observaron señales de riesgo emergentes en mayores de 60 años y que la vacuna mostró consistentemente un perfil de seguridad favorable también en dicha población.
El Dr. Pablo Bonvehí, médico infectólogo miembro del Comité de Vacunas de la SADI e integrante de la Comisión Directiva de la SAVE, presentó evidencia de que la vacuna es segura en mayores de 60 años, resaltando que la decisión debe ser compartida entre el médico y el paciente.
“Los datos de eficacia acumulada a largo plazo reflejan un avance científico relevante. Su perfil de seguridad, tal como lo hemos analizado a la luz de la evidencia global, es consistente y no muestra diferencias en este sentido entre poblaciones mayores o menores de 60 años. No obstante, la generación de información adicional en población adulta mayor fortalecerá aún más nuestra confianza para recomendar esta vacuna como parte de un enfoque integral de prevención”, afirmó.
En este marco, los expertos subrayaron además que la evidencia en vida real -es decir, aquella que emerge de la aplicación de la vacuna fuera del contexto controlado de los ensayos clínicos- no identificó eventos adversos inesperados y confirma la tolerabilidad del inoculante en poblaciones diversas.
“La revisión de los datos disponibles, tanto de ensayos controlados como de estudios de vida real, nos permite pensar que la vacunación contra el dengue podría contribuir a disminuir de forma sustancial la aparición de casos clínicos de dengue y, especialmente, la progresión hacia formas más graves que requieren hospitalización”, sostuvo la Dra. Urueña.
El documento intersocietario destaca con énfasis que la vacunación no debe verse como un reemplazo de otros elementos esenciales de la estrategia para prevenir el dengue -como el control del vector Aedes aegypti, la vigilancia epidemiológica y la educación comunitaria- sino como un componente complementario clave que puede reducir de manera significativa la incidencia de casos clínicos y alivianar la presión sobre los sistemas de salud en períodos de transmisión elevada.
Otros aspectos significativos del intercambio de ideas entre los expertos fue la importancia de aprovechar los períodos alejados de brotes para iniciar o completar el esquema de vacunación y el desafío que representa el cumplimiento en la población de la segunda dosis, circunstancia que atenta contra la verdadera eficacia esperada con la inmunización.
También se abordaron las barreras existentes para cumplir con los objetivos de vacunación en las zonas objetivo. Por un lado, se mencionó que la disposición a vacunarse se asocia fuertemente a la confianza en la eficacia y seguridad de las vacunas, y en la recomendación médica; siendo los más jóvenes y los más adultos los segmentos etarios que menos confían en las vacunas y menos acceso tienen.
Entre las principales barreras observadas se destaca una baja percepción de riesgo, un desconocimiento sobre la potencial gravedad de la enfermedad, desconfianza hacia las nuevas vacunas y la circulación de noticias falsas que generan desinformación y temor.
De hecho, un estudio multinacional presentado en el XXV Congreso SADI 2025 2 y citado en el documento intersocietario reflejó los conocimientos, actitudes y prácticas de profesionales sanitarios frente a la vacunación contra el dengue en siete países de Asia y Latinoamérica. Como resultado, se observó que, en general, los conocimientos fueron moderados, mientras que las actitudes y prácticas resultaron sólidas, con mejores puntuaciones en América Latina en comparación con Asia.
El análisis multivariado identificó como principales predictores de apoyo a la vacuna la confianza en las vacunas, la percepción de urgencia por proteger y el valor atribuido a la inmunización contra el dengue. En conclusión, los resultados indicaron que la actitud positiva de los profesionales es el motor más fuerte para recomendar la vacuna, sugiriendo que las estrategias para su adopción deben reforzar la confianza y la percepción del valor de la inmunización.IP
Finalmente, el documento destaca una serie de mensajes clave para compartir con los profesionales de la salud:
-La vacunación contra el dengue es una herramienta complementaria dentro de una estrategia integral: no reemplaza las medidas de control vectorial, que deben mantenerse de forma sostenida.
-Fomentar la percepción de riesgo de dengue en la comunidad aun durante temporadas de escasa circulación, en personas de todas las edades, con y sin condiciones de base aparentes.
-Concientizar a la población sobre el riesgo de dengue grave, especialmente en zonas con circulación viral persistente o con antecedentes de brotes recurrentes.
-Brindar un asesoramiento individualizado, considerando la historia clínica, antecedentes de dengue y contexto epidemiológico de cada paciente.
-Mantenerse actualizado continuamente sobre la evidencia y las recomendaciones vigentes en relación con la vacunación.
-Comunicar con claridad la seguridad de la vacunación, incluyendo la información sobre eventos adversos esperables, y promover la farmacovigilancia activa y pasiva.
-Enfatizar la importancia de completar el esquema de vacunación en tiempo y forma para asegurar una protección duradera.
Fuente: Chaco Día por Día