Bruno Liska es un joven emprendedor pizzero que lleva años soñando con abrir su propio local gastronómico. Hace pocos meses, finalmente comenzó a cumplir ese anhelo con una obra en avenida Laprida al 540. Sin embargo, su proyecto se encuentra actualmente paralizado por una clausura municipal derivada de una denuncia vecinal.
«Este local lo vengo buscando hace muchos años. Hace no muchos meses, pude por fin comenzar a cumplir este sueño y estábamos en obra, hasta que el Municipio nos paralizó por unas denuncias de un vecino», relató Bruno en diálogo con NORTE.
La propiedad donde se está realizando el proyecto pertenece a uno de los socios de Liska y se encuentra dentro de un edificio de propiedad horizontal (PH). Según explicó, al inicio de la obra presentaron un aviso de remodelación al Municipio, ya que no planeaban una ampliación estructural que requiriera habilitación.
No obstante, tras la denuncia del vecino, inspectores municipales determinaron que la obra efectivamente implicaba una ampliación y exigieron nuevos permisos. «Cuando la municipalidad llega a chequear la propiedad, nos dicen que estábamos realizando una ampliación, entonces necesitábamos el permiso. Enseguida comenzamos a hacer los papeles y planos con el arquitecto», explicó.
El problema surgió cuando el Municipio le exigió contar con 100% de la conformidad de los vecinos del PH, un requisito que, en la práctica, hoy resulta imposible. «Somos cinco. Hay uno de ellos que no quiere dar la conformidad. Tratamos de mediar: fue el arquitecto, fui yo, pero no hubo caso», dijo Bruno.
El vecino denunciante califica la obra como clandestina, algo que Liska y su equipo niegan categóricamente. «Mi arquitecto le explicó varias veces que no somos una obra clandestina, dimos aviso al municipio. Es imposible que nos habiliten si él no da la conformidad, y por eso estamos trabados», comentó.
Al mismo tiempo, destaca que el resto de los vecinos está contento con el proyecto: «Los otros vecinos están felices de que estemos ahí. La cuadra estaba bastante apagada, y esto puede darle vida».

LA ESPERANZA PUESTA EN LA JUSTICIA
Frente al bloqueo actual, Liska y su socio planean presentar una medida cautelar para que un juez determine si la obra puede continuar. «La única alternativa es que un juez autorice que sigamos. Presentamos todos los planos, todos los papeles están en orden, corregidos y aprobados por Obras Particulares», explicó.
UN EMPRENDIMIENTO QUE PROMETE TRABAJO
Además del sueño personal de Bruno, el local que será pizzería y cafetería representa una oportunidad para generar empleo en un contexto económico complejo. «Con esta visibilidad, mucha gente me escribió pidiéndome trabajo. Vamos a generar varios puestos directos e indirectos, con deliverys, proveedores, y empleados en el local», indicó.
«SOLO QUEREMOS SALIR ADELANTE»
A pesar del conflicto, Bruno asegura que su intención nunca fue generar problemas con su vecino. «Le mandé un mensaje y le dije que soy un chico joven que quiere salir adelante. Este es un sueño para mí. Le dije que, cuando quiera, está invitado a comer pizza. No hay rencores», concluyó.
Fuente: Diario Norte