En 2024, más de uno de cada tres niños y adolescentes en Argentina sufrió inseguridad alimentaria, una cifra que marca el peor registro de los últimos 15 años. Según el último informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, el 35,5% de las infancias —unos 4,3 millones de chicos— atravesaron dificultades para acceder a una alimentación suficiente, con un 16,5% en situación crítica. Aunque históricamente el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) concentra los peores indicadores, este año el interior del país igualó e incluso superó en algunos casos esos niveles: mientras el AMBA reportó un 35%, el resto del país alcanzó el 36%.
El informe advierte que el fenómeno se intensificó en regiones del interior, donde se combinan factores como el trabajo informal, la pobreza estructural y la escasa presencia del Estado. La situación se agravó tras la ola polar del primer semestre, cuando miles de hogares enfrentaron mayores gastos en calefacción y alimentos, en un contexto de ingresos deteriorados. La investigación, coordinada por Ianina Tuñón y Agustín Salvia, revela que el tipo de empleo del jefe o jefa de hogar es un factor decisivo: en los hogares con trabajo precario, subempleo o desempleo, la inseguridad alimentaria alcanzó el 51% este año. La incidencia es aún mayor en familias numerosas o monoparentales, típicas en muchas provincias del norte y noroeste argentino.
Pese al leve alivio que generaron las transferencias como la AUH y la Tarjeta Alimentar, los investigadores subrayan que su impacto sigue siendo limitado frente a las condiciones estructurales. «La inseguridad alimentaria no es estática. Más de la mitad de las infancias la atravesaron en al menos un año entre 2022 y 2024», concluye el informe.
La advertencia es clara: «sin políticas públicas integrales que combinen ingresos, empleo y acceso a servicios básicos, el derecho a la alimentación seguirá estando vulnerado para millones de chicos en el interior del país», asegura el informe.
Fuente: UCA y Diario Norte.